La última y nos vamos

Levantarse un sábado por la mañana después de una noche de party es difícil, pero lo es mas cuando no sabes ni que pedo. Esa incertidumbre matona e hija de puta que nos dura todo el fin de semana es suficiente para no querer ver a nadie a los ojos. “Que diablos hice ayer??” sabes que es algo malo, y lo mas malo es que eso es lo único que recuerdas.
Afortunadamente siempre van a estar tus amigos de farra, quienes, haciendo gala del mote ganado a lo largo de todos los años que llevan de conocerte, te hacen saber lo que hiciste, no sin burlarse de ti hasta que mas no puedan (porque para que son los verdaderos amigos sino para patalearte en el suelo, con la única intención no de dañarte, sino para que los demás no lo hagan).
Peor aun cuando te relajas de mas en un ambiente en el que no debes hacerlo, por ejemplo: Tus amigos del trabajo. No tus compañeros que ya son punto y aparte. Tus amigos de oficina. Llegar el lunes al trabajo sin saber que hiciste el viernes ya es de por si castrante, pero lo es mas cuando, en vez de burlas directas, ves que todos te miran con una sonrisita que se te cuelga de los tanates y te campanea por allá mas no te dicen nada.

Una vez al año no hace daño reza el dicho popular. No aplica con guarapetas monumentales y menos si se rompió algún record Guiness en el trayecto de las mismas