
Hay noches que no terminan como uno espera, de hecho terminan siendo memorables (no se si de buena forma o no) por una idea que en un principio parece buena y deviene en una estupidez.
Hace ya algunos años, fuimos a estrenar el carro del gordou marranou mexicanou junto con el puerco y obviamente el que escribe, por lo que decidimos dar una vuelta por la tremendísima Ciudad de Aldama, Chihuahua. Al encontrarnos en la referida y aburrida ciudad se nos ocurrió una idea de lo mas pendeja. Resulta que en ese tiempo el municipio estaba haciendo una campaña para seguridad vial y ponían unos letreros que señalaban las multas para los conductores ebrios y los infractores de los limites de velocidad, los cuales nos parecieron atractivos, no por el diseño de los carteles, sino por chingar el alma y hacer la maldad, por lo cual, nos dispusimos a quitar algunos. Cometido el atraco y felices por nuestro botín, nos disponíamos a bajar un ultimo letrero (llevábamos 4) y la mala suerte combinada con la estupidez y alcohol hizo que nos atraparan como a los grandes. Por una pendejada. Circulación en sentido contrario. Cómo íbamos a saber que las callejuelas carretoneras tenían algún sentido delimitado? (bueno, pudimos habernos fijado en la flecha que nos indicaba la orientación de la calle, la cual no nos robamos). El oficial que nos detuvo notó que el conductor traía aliento alcohólico, por lo que nos pidió que bajáramos del vehículo para revisarlo. Cual sería la sorpresa del señor justicia local, que al revisar con su linternita pedorra encontró la evidencia de nuestra conducta infractora, por lo que nos dijo: “los voy a tener que llevar detenidos” y nos hizo subir al puerco y a mi a la unidad de traslado de detenidos (mejor conocida como gansito), mientras que el gordou iba en su vehículo escoltado por una patrulla rumbo a la comandancia. Ya en ese lugar nos dijeron básicamente y entre líneas que nos iba a llevar la chingada, que alguien había arrancado un letrero en la carretera y ahí era delito federal (claro que no es cierto pero así son de ojetes), que como traíamos letreros en el carro pensaban que habíamos sido nosotros . En fin, el gordou fue con los oficiales a revisar las huellas del lugar mientras el puerco y yo compartíamos celda con un parroquiano teporochin y maloliente que estaba muy a disgusto con nuestra presencia. Descubrimos que al departamento de policía de Cd. Aldama no le gusta la música de Héroes del Silencio porque se molestaron con nuestra versión de Mar Adentro cantada a todo pulmón. A una hora de nuestra detención (en lo que la doctrina jurídica denomina como quasi-flagrancia), era de esperarse que la garganta empezara a exigir bebida, en especifico cerveza, lo cual no iba a ser suministrado por nuestros captores, por lo que optamos (sabiamente) por pedir agua y un cigarro (nos quitaron las pertenencias al entrar incluidas las cajetillas) y fue cuando descubrimos el pasatiempo de los reos: Traer al celador de nuestro pendejo. “Oficial!!!! Tengo sed!!!!” ahí viene el imbecil con el agua, “oficial, quiero un cigarro” y viene el wey con el cigarro, “oficial, un cerillo!!!!” por separado obviamente para que diera mas vueltas (eso fue en parte su culpa porque nos traía los cigarros sin cerillos el muy zopenco) y así fue como pudimos soportar las 3 horas que permanecimos encerrados hasta que nos fijaron multa, pagamos y nos fuimos (hábilmente el puerco arranco la hoja donde quedaba registro de nuestras fechorías pueblerinas, por lo que no queda antecedente policiaco). Desde el bailecito de las rejas (acá medio stripper el pedo frente a una cámara de circuito cerrado con el único fin de hacer enojar a nuestros carceleros, lo cual dio resultado y fue la razón de que nos fijaran la multa para no tener que soportarnos) hasta el insufrible paseo del bote de agua entre los barrotes, generador de un ruido muy característico que nuestro amigo ocasional y alcohólico empedernido calificaría como: “Castigo apocalíptico insufrible, trasgresor de las buenas costumbres”. Bueno, en realidad masculló algo ininteligible, así como: pinssshees mocosos hijooos de ptorkjffdld (esto ultimo seguido de un ronquido), pero tengo muy buena imaginación y me pareció mas adecuada la traducción.
Al regresar el gordou salimos y no hubo mayor problema que el del arribo del sol tras una noche torcida como los bigotes del comandante en turno, lo cual nos hizo decir al unísono: No vuelvo a hacer esas pendejadas. No es cierto, lo volvería a hacer con gusto, porque si en un lugar se puede bailar sin inhibiciones y cantar sin preocupaciones, es en una celda de dos metros por cuatro (letrina incluida). Besitos